El nombre sale como posible futuro en algún test preuniversitario de algún colegio particular, los amigos opinan que es tu carrera predominante porque observaron tu capacidad de hacer dibujitos en las guías estudiantiles mientras el profesor dicta alguna clase ‘’aburrida’’, se prefiere el arte pero el instinto capitalista te detiene para que no mueras de hambre en el intento, te emociona el poder hacer casitas y grandes edificaciones que lleven tu nombre o algo parecido, la rentabilidad del negocio te incita a arriesgarte un par de años y ser ‘algo’ en la vida, etc. y etc. Tantas razones por la cual gente termina estudiando arquitectura, pero al final, ¿por qué arquitectura?
Según la RAE (Real Academia Española), Arquitectura es el arte de proyectar y construir edificaciones. Simples y concretas palabras que resumen una ‘’ciencia’’ emocional tan antigua; sí, considero que es totalmente emocional como toda expresión de arte existente. Arte en sí, subjetivo en esencia pero con la objetividad que el mundo dispone a cada creación arquitectónica. Claro está, que a través del tiempo la definición de la carrera se ha ido intensificando hasta llegar a que la Arquitectura es todo lo anterior incluyendo el manejo y trabajo del espacio en el entorno ‘humano’.
Teniendo una definición tan clara y concreta a un clic de búsqueda, ¿Por qué es que acaso observamos tantas malas decisiones por parte de los futuros estudiantes de Arquitectura? Más que una elección de una carrera académica, la Arquitectura es un modo de vida total. Estudiar Arquitectura significa introducirse a un mundo lleno de percepciones y sensibilidades artísticas las cuales ayudan a crear arte.
En la realidad, estudiar arquitectura significa trasnochar constantemente, portar las cicatrices de una cuchilla en la realización de una maqueta, poseer lápices de distinta numeración para diferentes usos, tener la habilidad de cargar numerables cosas en las manos cuando nos dirigimos a la Universidad, adquirir una conciencia de reciclaje de material que posiblemente pueda ser usado en una crítica de maqueta, que tu entorno vocifere que tu opción profesional es muy complicada y a la vez simple puesto que son puras manualidades, etc. y etc. Al final, si tenemos la definición clara en la cabeza de nuestra decisión y logramos soportar cinco años de nuestras vidas tratando de aprender Arquitectura, se podrá decir que hemos pasado la mínima prueba que la vida de futuro arquitecto propicia.
Ser arquitecto es poder convivir, entender, objetivar, y crear arte en una de sus máximas expresiones. El ser arquitecto posee muchos adjetivos como el tratar de ser humilde, la conciencia social de usuario(s), la sensibilidad artística, la posibilidad de retener nuevos conocimientos de distintas especialidad, etc. y etc. Ser arquitecto significa mucho más que obtener un cartoncito de algún centro de estudios después de 5 o más años de estudio. Yo creo, que ser arquitecto se logra cuando tus creaciones pueden finalmente hablar por ti.